Con un gol
de penal de Rodrigo Mora en el segundo tiempo, el conjunto de Gallardo levantó la
Copa Luis Nofal y dejó en evidencia a Boca que sin dudas tuvo un bajo rendimiento
en toda la temporada de verano.
El Malvinas
Argentinas prometió y cumplió. Los efusivos hinchas hicieron los deberes y pintaron
de colores las gradas para recibir a sus respectivos equipos. Las tierras
mendocinas, bajo un manto de brillantes fuegos artificiales, hospedaron a dos
de los conjuntos futbolísticos más importantes del mundo.
El partido
comenzó a las 22:10, como estaba estipulado, y la pelota comenzó a rodar por el
campo de juego. Se esperaba que fuera un choque brusco y trabado, pero de
brusco no tuvo nada. Los jugadores del conjunto azul escucharon las críticas y
se propusieron jugar fútbol como corresponde, sin necesidad de lastimar al
oponente.
La primera
mitad del partido, el conjunto liderado por Rodolfo Arruabarrena fue más claro
a la hora de crear oportunidades y generar juego. Sin dudas Boca mostró lo
mejor del verano, mucha dinámica, nuevo esquema táctico y más confianza. Sin
embargo la línea de ataque no fue lo suficientemente eficaz como para salir a
presionar y arrinconar a River.
El jugador
desequilibrante en Boca fue Carlos Tevez, quién pudo haber abierto el marcador
en varias oportunidades pero la astucia de Marcelo Barovero y su falta de
puntería no dejaron que lo hiciera. Por otro lado, Rodrigo Mora no fue efectivo
en sus apariciones, ni en sus asistencias. Tampoco lo fue Lucas Alario, el
delantero de los momentos culminantes. La figura del partido fue Leonardo
Ponzio, dejando atrás su juego sucio y sus manías con los cortes peligrosos.
Un penal
bien cobrado a Gonzalo Martínez le dio la chance a Rodrigo Mora de marcar el primer
gol de la noche en el segundo tiempo y hoy se puede decir, el único. Los
eufóricos hinchas se hicieron eco de la situación y descargaron la felicidad con
cuanto fanático encontraron.
Luego de
haber ganado el primer encuentro en Mar del Plata por 1-0, la banda reafirmó su
triunfo y se quedó con el premio mayor del verano, ganarle a su eterno rival.